miércoles, 12 de septiembre de 2007

El Poder Popular y sus nuevas expresiones dentro de la sociedad venezolana




El día 5 de julio sucedió algo de gran trascendencia que, probablemente, paso desapercibido para la mayoría de los venezolanos y venezolanas.
Durante el acto protocolar en el Panteón Nacional, en el cual cada poder público del país realiza una ofrenda floral ante el sarcófago que guarda los restos del Padre de la Patria, cuando los poderes establecidos en la constitución habían colocado sus respectivas ofrendas, fueron convocados cinco ciudadanos y ciudadanas que, trajeados con pantalones de jeans y franelas rojas, como cualquiera de nosotros, colocaron una ofrenda en nombre del Poder Popular.
Este pequeño acto, implica el reconocimiento por parte del Estado de la existencia de un poder, nuevo, no establecido por la constitución pero con vida propia por la vida del hecho, implica un cambio de alta significación en la estructura de poder en nuestro país. Estos ciudadanos y ciudadanas forman parte de los Consejos Comunales de diversos puntos de la geografía nacional, son los representantes de un poder que cada instante se fortalece más y que va constituyéndose aceleradamente en la nueva institucionalidad.

El cambio decretado en los ministerios desde principios de este año 2007, no sólo es un cambio de nombre, es una invitación, una exhortación del comandante presidente a transformar estos espacios de servicio público en escenarios para el ejercicio del poder popular, que se ha concretado en la convocatoria a formar los Consejos de Trabajadores.
No esta exento este camino de enemigos reales o imaginarios, que se opongan a la transformación del Estado, bien sea por miedo a perder sus privilegios o porque siguen considerando al pueblo como un conjunto de ignorantes que sólo debe convocarse cuando sea necesario llenar una plaza o avenida.
Los Consejos de Trabajadores sin embargo no constituyen ninguna novedad dentro de los procesos de transformación social. En otras revoluciones han existido bajo el nombre de consejos de obreros, comité de fábricas, entre otros, sin embargo, para nuestro proceso es inédito y más aún lo es el hecho de propiciarlos dentro de las instituciones del Estado.
El Consejo de Trabajadores implica el ejercicio del poder real por parte del pueblo llano, de ese pueblo que plena plazas y avenidas con su alegría ante cada llamado que realiza el presidente. Abarca un conjunto amplio de funciones y supone la organización de la masa trabajadora en función de sus intereses e inclinaciones.
Cada consejo de trabajadores, al igual que un consejo comunal, esta constituido por un conjunto amplio de comités, que responden a una inquietud de un grupo de trabajadores, así cuando las condiciones en que se desarrolla el trabajo lo requieren surgen los comité de salud e higiene laboral que además se rigen por la locymat, también los comité de usuarios y usuarias del comedor, cuando es necesario supervisar y controlar el funcionamiento de estos espacios; los comité de formación o circulo de lectura o de estudio como prefieran llamarse y pueden surgir otros comités si los trabajadores y trabajadoras los requieren: comité de cultura; comité de deportes y recreación; comité de reivindicaciones, etc.
Los Consejos de trabajadores no solapan ni anulan la acción de las formas tradicionales de organización de los trabajadores para su lucha por mejores condiciones laborales, los Sindicatos no pueden ser desplazados por otras instancias ya que mientras exista el capitalismo, se mantendrá la explotación del hombre por el hombre y existirán motivos para mantenerse en lucha contra los patronos; mientras que la construcción de los Consejos de Trabajadores forma parte de la construcción de esa nueva sociedad en la que todos y todas somos participes y responsables de la marcha del Estado y del bienestar general. De este modo los consejos de trabajadores vienen a constituir la simiente del nuevo Estado y su papel es facilitar el ejercicio del poder directo por parte del pueblo en la construcción de soluciones a sus problemas cotidianos.
El Poder es entendido aquí como la participación en la gestión de la empresa, la institución o el ministerio del que se trate, lo que implica también la circulación de información, el desarrollo de la contraloría social y el diseño conjunto y consultado de las políticas públicas a ser desarrolladas por la institución, manteniéndose siempre dentro de los limites que impone el plan general de la nación, la planificación centralizada y la competencia especifica del centro de trabajo.

Victor Jesús Reyes

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